Era velador en un fraccionamiento y rentaba un cuarto muy humilde donde vivía. Un día sufrí un evento cerebrovascular y ahí fue donde cambió todo. Al no salir de mi cuartito, los vecinos fueron a buscarme y me encontraron en el piso. Ante dicho evento, me trasladaron al Hospital General para atención médica y, como secuela del EVC, quedé paralizado del lado izquierdo de todo mi cuerpo. Yo quería hacer mi vida como antes, pero sin familia, sin fuerzas, tuve muchas caídas. Cuando alguien iba a buscarme, siempre me encontraban tirado en el piso, mojado de la ropa por orines y sucio. Los vecinos del fraccionamiento me apoyaron llevándome alimento todos los días, pero yo no pude continuar estando solo, y gracias a ellos, ahora formo parte de una familia aquí en el Centro del Anciano.