Soy tijuanense por adopción. La mayor parte de mi vida me dediqué a dar paseos a caballo por la playa, y lo que más me gustaba era pasear a muchachas en trajes de baño. Nunca me casé ni tuve hijos. Apoyé por un tiempo en un taller mecánico del hijo de un amigo y estuve viviendo un tiempo en un cuartito del taller, hasta que, por mi demencia y mis necesidades, ya no pude valerme por mí mismo y quedé en extrema pobreza. Por este motivo me trajeron a este hogar, y me gustaría que algún día se acordaran de mí nuevamente y me procuraran.